Innovación humana para educar
Todos somos diferentes,
todos somos iguales.
Cultivamos la diversidad. Atendemos la importancia de la convivencia armoniosa entre las diferentes personas, ideas y culturas. Queremos descubrir, conocer, respetar. Porque cada niña y cada niño es un mundo que empieza, una historia aún sin contar, un tejido con el que vamos a confeccionar un futuro. Aprendemos de cada uno de ellos. Aprendemos de ti.
es respeto
Educamos
el corazón
Descubrir las cualidades de cada alumno es un trabajo intelectual pero es, sobre todo, una apertura del corazón. Solo desde ahí es posible darse cuenta de las potencialidades y de la vocación de cada uno. Y solo desde ahí es posible dotarles de una definición sólida para hacer frente a la vida con el aliento poderoso de la identidad.
es afecto
Hacemos el bien
y lo hacemos bien
Somos personas comprometidas, honestas, responsables, que se esfuerzan por mejorar cada día. Y eso es precisamente lo que buscamos. Alumnos y familias que piensen, como nosotros, que importa lo que se hace y también la forma en la que se hace. Como decía Mary Ward, “verdad es hacer bien lo que tenemos que hacer.
es compromiso
Enseñamos
a aprender
Maestras y maestros ilusionados que acompañan a sus alumnos en su formación. Que les dan la mano y luego les sueltan para que vayan solos. Que les enseñan a aprender, a desaprender y a aprender otra vez. Maestros que son alumnos de sus alumnos, alumnos que son maestros de sus maestros. Todos aprendiendo de todos.
es maestría
Queremos
dejar huella
Queremos orientar a cada alumno. Respetarle. Ayudarle a crecer. Plantar en él las semillas del afecto, la creatividad, la ilusión y el espíritu crítico con el fin de convertirle en una persona competente y consciente, capaz de trascender el presente y de enfocar un futuro que le sirva, y no al revés.
es trascender
60 años educando
El legado de Mary Ward: justicia, verdad y libertad